Dejemos de escribir y empecemos a chapar!!!!

A veces me pregunto el motivo de tanta soledad, porque pasan los meses y no lo dejo de extrañar. Me propongo olvidarlo y no pasa de eso, de ser sólo una meta, algo inalcanzable para mí.
Hace tres largos meses fui a su casa y pasamos una hermosa noche juntos, como todas las que recuerdo con él. Avanzada la madrugada pedí un auto para ir a casa, le di un beso de amor como todos los que nos habíamos dado aquella noche, y cerré la puerta de su casa sin saber que jamás volvería a besar sus labios, sin saber que sólo volvería a aquella casita para despedirme para siempre de quien fue mi gran amor.
Hoy hace tres meses de esa noche hermosa y trágica, la noche que dí a él mi último beso. No quise volver a besar otros labios para conservar su sabor, por idiota que suene.
Escribo estas palabras y de mi emergen sensaciones contradictorias: necesito tanto verlo, saber como esta, volver a esa casa con olor a sahumerios, tan prolija, tan suya. Arrastrarlo hasta su cama enorme y apagar las luces y desnudarme como siempre para él, y sentirlo otra vez, y besarlo. Necesito, necesito.
Quiero llorar y no me sale, quiero dejar de sufrir por él ahora. Quiero olvidar sus ojos tristes y todas las palabras que me dijo, las hermosas y las ofensivas.
Tampoco puedo odiarlo porque se que mucha de las culpas son mías, que mucho lo arruiné yo. ¿Pero por qué nunca pudo amarme? ¿Qué hice mal? ¿Tan mala soy, tan fea? ¿Tan tonta, tan mala, tan poca cosa?... Y entonces, inevitablemente el odio recae en mí.
Yo sólo se que hay un antes y un después de B S en mi vida. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte, y yo todavía estoy acá, dispuesta a seguir.