Yo te vi nacer, hermosa inmaculada con tu perfección inocente.
Te vi crecer maravillosa, simple, suave como una flor. Te contemplé cada día y cada noche altiva frente a cada problema que se te presentaba, te contemplé siempre luchando por tus sueños justamente. Siempre hermosa, como una luz radiante que brilla a toda hora, y no me deja hundirme en mi oscuridad.
Te vi de pie junto a mí con tu carita sonriente jugando a la escondida, y en cada juego que inventamos juntas me enseñaste que siempre iba a poder contar con vos, con la ternura de tu niñez, con la dulzura de tus abrazos y caricias, con la complicidad de tus secretos.
Te vi convertirte en una persona especial para mí, en mi princesa dorada, en el ángel de mis sueños, quien puede entenderme con apenas mirarme a los ojos, quien cura mi tristeza con sonrisas, quien verdaderamente puede hacerme sentir feliz.
Y mi muñequita de porcelana, tan chiquita, tan pura, tan blanca hoy brilla un poco más. Hoy sus ojos negros tienen una luz penetrante que invita a admirar su belleza una y otra, y otra vez. Ella siempre es la más bella, pero hoy lo es mucho más.
COSMOGONIA
Hace 15 horas
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